miércoles, 8 de octubre de 2014

Fuego camina conmigo

“Era un sueño. Vivíamos dentro de un sueño…”

El universo es una tarta de cerezas que salta entre dos mundos. La tarta de cerezas se mueve a través del tiempo, como un crimen olvidado que desea ser revivido. Sueño con cortinas rojas en una habitación fantasma. He visto a los espíritus. He bailado jazz con el enano de otro lugar, he bebido el café de la Logia. Amé a la mujer preciosa que estaba atrapada allí, por haber cometido y sufrido pecados carnales. La amé mucho tiempo, desde que el viento soplaba entre los pinos, las lechuzas y los semáforos brillaban locos y vi su melena rubia volverse, llena de tristeza, hacia la oscuridad. Una tristeza infinita e insalvable, acompañada por unas notas de piano que rompían la canción oscura de réquiem que eran los últimos días de su vida. Laura lo sabía. Siempre supo quién sería su asesino. Ella lo dejó entrar cuando cumplió doce años. Todo el mal vaciándose a través de una boca negra, el mal que nace de la tierra, el mal que flota por el aire, surgiendo de las profundidades de otros universos. Todo ese mal confluyendo en un mismo punto elegido hace siglos. Yo estaba allí, escondido tras la máscara de mono, y lo vi todo. Eligieron a Laura hace mucho tiempo. Se alimentaban del sufrimiento de las personas, como todos los espíritus. Yo llegué allí buscando a Judy, pero vamos a dejarla completamente al margen. ¿Me oís? No vamos a hablar de Judy para nada. Judy, Theresa, Laura. Laura…

Era un sueño, por supuesto. Usaron ese sueño para atraer a Cooper hasta allí, porque él había visto a Laura en sus sueños. Él también la amaba, por supuesto. Todos los locos d aquel pueblo lo hacían. Se quedaron así por el aire que salía del aserradero. Congelados en el tiempo. En ese pueblo, el tiempo se retorcía y nada era lo que parece. Y Cooper llegó dispuesto a resolver el misterio. Pobre hombre. Quizá el mejor que jamás ha habitado esta tierra, sí. Todo un heraldo de la bondad, seleccionado por los ancestros para combatir a BOB. Fue una lástima lo que le pasó. ¿Y ahora, no sabéis quién es? Alejáos de él. No es el mismo de siempre. Mirad sus ojos. ¿Os parecen los de un hombre de su altura? Corred, ponéos fuera de su alcance o acabaréis en su bolsa de muerte. El fuego camina con él. Y ahora, veinticinco años después, vuelve a abrirse la Logia. Tenemos que rescatar al buen Cooper si queremos darle una última oportunidad a este mundo que amamos. Hagámoslo por la bondad, el café y tarta de cerezas de la Doble R. Por las cantantes fantasmales susurrando melodías de otra época. Por las notas tristes de piano. Por el sufrimiento de las familias atrapadas. Ahora y siempre, hagámoslo por Laura. La Logia se abre y debemos recorrer una vez más el camino hasta el círculo de sicómoros, atravesar el olor a aceite quemado y enfrentar al fuego. Entre los pinos, entre las montañas, rodeados de madera. Mirad bien a vuestro alrededor, y si os encontráis con vuestra sombra, no perdáis el valor. El miedo y el amor pueden abrir la Logia, pero una vez en la sala de espera, sólo uno de los dos os ayudarán a salir victoriosos.


Sólo quedan dos años. ¿Qué son dos años, para los que han estado atrapados durante veinticinco? Esta vez, os lo prometo, venceremos al mal. Por Laura, por Cooper y por todos los habitantes de aquel pueblo que siempre lo han combatido. 

Fuego camina conmigo.


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