“Era un sueño. Vivíamos dentro de un sueño…”
El universo es una tarta de cerezas que salta entre dos mundos. La tarta de cerezas se mueve a través del tiempo, como un crimen olvidado que desea ser revivido. Sueño con cortinas rojas en una habitación fantasma. He visto a los espíritus. He bailado jazz con el enano de otro lugar, he bebido el café de la Logia. Amé a la mujer preciosa que estaba atrapada allí, por haber cometido y sufrido pecados carnales. La amé mucho tiempo, desde que el viento soplaba entre los pinos, las lechuzas y los semáforos brillaban locos y vi su melena rubia volverse, llena de tristeza, hacia la oscuridad. Una tristeza infinita e insalvable, acompañada por unas notas de piano que rompían la canción oscura de réquiem que eran los últimos días de su vida. Laura lo sabía. Siempre supo quién sería su asesino. Ella lo dejó entrar cuando cumplió doce años. Todo el mal vaciándose a través de una boca negra, el mal que nace de la tierra, el mal que flota por el aire, surgiendo de las profundidades de otros universos. Todo ese mal confluyendo en un mismo punto elegido hace siglos. Yo estaba allí, escondido tras la máscara de mono, y lo vi todo. Eligieron a Laura hace mucho tiempo. Se alimentaban del sufrimiento de las personas, como todos los espíritus. Yo llegué allí buscando a Judy, pero vamos a dejarla completamente al margen. ¿Me oís? No vamos a hablar de Judy para nada. Judy, Theresa, Laura. Laura…
El universo es una tarta de cerezas que salta entre dos mundos. La tarta de cerezas se mueve a través del tiempo, como un crimen olvidado que desea ser revivido. Sueño con cortinas rojas en una habitación fantasma. He visto a los espíritus. He bailado jazz con el enano de otro lugar, he bebido el café de la Logia. Amé a la mujer preciosa que estaba atrapada allí, por haber cometido y sufrido pecados carnales. La amé mucho tiempo, desde que el viento soplaba entre los pinos, las lechuzas y los semáforos brillaban locos y vi su melena rubia volverse, llena de tristeza, hacia la oscuridad. Una tristeza infinita e insalvable, acompañada por unas notas de piano que rompían la canción oscura de réquiem que eran los últimos días de su vida. Laura lo sabía. Siempre supo quién sería su asesino. Ella lo dejó entrar cuando cumplió doce años. Todo el mal vaciándose a través de una boca negra, el mal que nace de la tierra, el mal que flota por el aire, surgiendo de las profundidades de otros universos. Todo ese mal confluyendo en un mismo punto elegido hace siglos. Yo estaba allí, escondido tras la máscara de mono, y lo vi todo. Eligieron a Laura hace mucho tiempo. Se alimentaban del sufrimiento de las personas, como todos los espíritus. Yo llegué allí buscando a Judy, pero vamos a dejarla completamente al margen. ¿Me oís? No vamos a hablar de Judy para nada. Judy, Theresa, Laura. Laura…
Era un sueño, por supuesto. Usaron ese sueño para atraer a
Cooper hasta allí, porque él había visto a Laura en sus sueños. Él también la
amaba, por supuesto. Todos los locos d aquel pueblo lo hacían. Se quedaron así
por el aire que salía del aserradero. Congelados en el tiempo. En ese pueblo,
el tiempo se retorcía y nada era lo que parece. Y Cooper llegó dispuesto a
resolver el misterio. Pobre hombre. Quizá el mejor que jamás ha habitado esta
tierra, sí. Todo un heraldo de la bondad, seleccionado por los ancestros para
combatir a BOB. Fue una lástima lo que le pasó. ¿Y ahora, no sabéis quién es?
Alejáos de él. No es el mismo de siempre. Mirad sus ojos. ¿Os parecen los de un
hombre de su altura? Corred, ponéos fuera de su alcance o acabaréis en su bolsa
de muerte. El fuego camina con él. Y ahora, veinticinco años después, vuelve a
abrirse la Logia. Tenemos que rescatar al buen Cooper si queremos darle una última
oportunidad a este mundo que amamos. Hagámoslo por la bondad, el café y tarta
de cerezas de la Doble R. Por las cantantes fantasmales susurrando melodías de
otra época. Por las notas tristes de piano. Por el sufrimiento de las familias
atrapadas. Ahora y siempre, hagámoslo por Laura. La Logia se abre y debemos
recorrer una vez más el camino hasta el círculo de sicómoros, atravesar el olor
a aceite quemado y enfrentar al fuego. Entre los pinos, entre las montañas,
rodeados de madera. Mirad bien a vuestro alrededor, y si os encontráis con
vuestra sombra, no perdáis el valor. El miedo y el amor pueden abrir la Logia,
pero una vez en la sala de espera, sólo uno de los dos os ayudarán a salir
victoriosos.
Sólo quedan dos años. ¿Qué son dos años, para los que han
estado atrapados durante veinticinco? Esta vez, os lo prometo, venceremos al
mal. Por Laura, por Cooper y por todos los habitantes de aquel pueblo que siempre lo han combatido.
Fuego
camina conmigo.
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